Después de más de
tres meses trabajando desde casa y con el curso ya finalizado en lo
que se refiere a las clases a distancia, creo que es más que
necesario echar la vista atrás y ver qué hemos aprendido de la
experiencia.
En mi caso, profesor
de secundaria de inglés, hace dos semanas pasé un cuestionario a todos mis alumnos (tercero de ESO, ordinario y PMAR,
primero y segundo de bachillerato) con la intención de contrastar
observaciones personales que había ido registrando y sacar, con
suerte, algo en claro sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje
en confinamiento.
La respuesta dada por mi alumnado fue menor de la esperada (sólo un 44% del total de los alumnos remitieron de vuelta el cuestionario), si bien es cierto que para cuando pasé el formulario una parte sustancial del alumnado ya se había descolgado de las clases a distancia.
Para no aburrir al personal he decidido resumir estas observaciones en puntos breves (20 me han salido). No pretenden ser una lectura de carácter terapéutico (aunque seguro que muchos os sentiréis identificados) sino como un recordatorio personal encaminado a adoptar o incidir en ciertas medidas de mi práctica docente presencial y, quizás con suerte, un apunte que pueda servir de reflexión a otras personas o incluso abrir un debate. Advertidos estáis que también incluyo algunas perogrulladas que no he querido omitir, porque creo que ciertas cosas siempre merecen ser repetidas.
¡Empezamos!
1) Aunque la publicación de los criterios de evaluación modificados
debido a la crisis sanitaria era necesaria, resultó
contraproducente: Un porcentaje significativo de alumnos decidieron
abandonar las clases a distancia una vez supieron que sus notas de la
segunda evaluación les bastaban para aprobar. Quizás sea porque...
2) Deberíamos promover la reflexión sobre la necesidad de aprender y formarse frente a la mera consecución de una nota final entre nuestros
alumnos y sus familias. La prioridad dada al resultado mina la labor
de enseñanza y aprendizaje por igual.
3) Los alumnos requieren mayor formación práctica en TIC: ¿Cómo
se redacta un correo electrónico según las convenciones del
formato?¿Qué etiqueta se ha de seguir? ¿Cómo se comparte un vídeo de cierto peso? ¿Cómo se
manipulan imágenes? ¿Cómo pueden autocorregirse textos
escritos? Y más cosas.
4) Los profesores necesitamos mayor formación práctica en TIC. Que
sí, que hemos aprendido mucho y blablabla (no ha quedado otra), pero
creo que no es suficiente. Quizás todo pase por revisar los planes
de formación docente.
5) Muchos alumnos se encontraban solos en sus casas. Así, no es de
extrañar que muchos hayan tenido problemas para organizarse o
entender lo que tenían que hacer. Habría que trabajar la competencia de
aprender a aprender. En mayor grado y de forma coordinada por parte
de todas las materias.
6) En caso de pregunta, duda o problema tus alumnos prefieren
consultar antes a sus compañeros que a ti. Acéptalo.
7) El diverso grado de acceso a la tecnología crea diferencias entre
nuestro alumnado (la brecha digital). Muchos alumnos debían compartir ordenador con sus
hermanos y padres. Otros debían contentarse con hacer las tareas con
sus móviles (como para marcarse un ensayo de opinión de 130
palabras,¿eh?). Otros, ni eso. ¿Es la solución el préstamo de dispositivos por parte del estado?
8) La multiplicidad de plataformas digitales da más problemas que
soluciones a nuestro alumnado: Menos es más.
9) Google Suite parece constituirse como la panacea de la
interconectividad: Classroom, Calendar, Meet, Forms, Drive, Gmail,
etc. Ahorra tiempo y esfuerzo, pero tiene a una mega-corporación
detrás que se gana la vida vendiendo datos. Usarlo implica ser
consciente de cómo vas a trabajar con esete paquete teniendo en cuenta lo anterior.
10) Adiós al Additio (cuaderno del profesor digital de pago). El
curso que viene me paso al cuaderno del profesor del Xestib. El
Additio me ha hecho un gran servicio durante tres años, pero parece
que en prestaciones el Xestib no sólo le va a la zaga sino que
ahorra más tiempo en la gestión del alumnado y además permite un
acceso más fácil a las familias (y sobre privacidad de datos ya ni hablamos). Si el Google Suite se antoja
rápido, fácil y seductor, el Xestib también. Sólo hay que
quitarse prejuicios y ponerse manos a la obra.
11) Las bases de orientación te pueden parecer herramientas simples
y muy útiles a la hora de dar instrucciones escritas a tus alumnos
sobre cómo llevar a cabo tareas de forma progresiva. Pero si tus
alumnos no están acostumbrados a ellas los habrá que tendrán
problemas de comprensión. Lo que nos lleva a…
12) Falta trabajar la comprensión lectora. Mucho más.
13) Como complemento al 11, si quieres que algo funcione a distancia
con tu clase, asegúrate de haberlo trabajado antes. Ah, y en esas
condiciones olvídate de experimentos metodológicos.
14) Los alumnos deben familiarizarse, desde el principio, con el uso
de rúbricas de evaluación. Más allá de darles una nota les ayudan
a mejorar su trabajo y aprender (entre otras cosas).
15) La videollamada debería ser contemplada como herramienta de
contacto inter-personal sobre otras consideraciones. Ante todo, no nos olvidemos del factor humano.
16) Videollamadas: En mi caso hice muy pocas, básicamente de tutoría
o como herramienta de resolución de preguntas o problemas. Si las
primeras tuvieron una asistencia constante en torno al 50%-60% del
grupo, en las segundas me encontré, por lo general, solo en el
espacio virtual. Sin embargo, algunos alumnos me dejaron caer que
hubieran agradecido más explicaciones de contenidos y más tareas
orales por videoconferencia, si bien más del 60% de la clase
afirmaba no querer más videollamadas. Una posible explicación es que
se ha abusado, en general, de la videollamada.
17) A pocos alumnos les interesó la realización de tareas no
obligatorias. En mi caso, chorradas del tipo "sube un meme sobre este
tema", que no requerían apenas tiempo y pretendían potenciar el
humor dentro de una situación ya de por sí difícil, fueron recibidas mayoritariamente por la siguiente observación: Total, profe, como no son obligatorias no sirven para subir,
nota, ¿verdad?. Lo dicho, la tiránica omnipresencia de la nota del punto 2.
18) Hace falta definir qué es plagio, trabajar con el concepto en
clase y luego, si eso, establecer un protocolo de actuación.
19) Que te entreguen tareas confeccionadas por otra persona (profesor
de repaso, familiar) no debería ser garantía de éxito, sino más
bien de lo contrario. Debería haber un protocolo a nivel de
departamento o mejor, de centro, para evitar estos casos que lo único
que hacen es ahondar la brecha social. En nuestro caso, para algunas
tareas, inspección nos aconsejó concertar videollamadas para
preguntar sobre esos trabajos y sacar nuestras propias conclusiones.
20) Como docentes, debemos hallar un equilibrio entre un trabajo bien hecho y nuestras vidas personales. El trabajo bien hecho y constante, no sólo es inviable sino también contraproducente. Por tanto, debemos empezar a promover una colaboración efectiva entre el profesorado. Lo ideal sería crear bancos digitales de materiales, ejercicios, actividades, tareas, proyectos. Como ya existen iniciativas parecidas (ahora, cualquier recomendación la agradeceré mil), ¿por qué no empezar a actuar de forma local, partiendo de voluntarios en nuestro centro y desde allí ir estableciendo redes de intercambio? Todo lo que se requiere son ganas, un poco de altruismo y pocos complejos a la hora de hablar de nuestras prácticas.